Final Copa del Rey Winterthur FCB 69 Real Madrid 53

Ver para creer. El Real Madrid regaló un título que hace más de una década que no se consigue. Tras las meritorias victorias ante Gran Canaria y TAU , los de Plaza han perdido una parte del crédito que hasta ahora habían ganado con el buen baloncesto desplegado hasta la fecha.


Partimos de una base muy simple; en el deporte y en el baloncesto existen los malos días, y los jugadores son humanos. Bien, pues ni siquiera con estas básicas premisas se puede justificar lo de hoy. Porque una cosa es jugar mal, y otra no jugar.

Ya desde el salto inicial había algo que no pintaba bien. La inclusión en el quinteto inicial de Hernández Sonseca, por ejemplo. Un hecho sin incidencia en el partido (apenas jugó tres minutos), pero un detalle , y a veces los detalles son importantes, pues pequeños detalles suman un todo. Ignoro lo que espera Plaza ( más los directivos, prensa y una parte cada vez más reducida de la afición) de este jugador, si cree que una varita mágica acabará por convertirlo en un pívot válido para el Madrid. Las esperas pueden ser largas: Si alguien duda, que pregunten a los israelitas, varios milenios esperando a su Mesías.


No es que el Madrid jugara mal al baloncesto, es que no jugó al baloncesto. Jugó al fútbol. Bullock se vistió de Diarrá, Charles Smith era Emerson y Raúl López se parecía peligrosamente a su tocayo futbolista. De otra forma no se puede explicar que un equipo profesional, de cualquier categoría y que entrena dos veces al día, le meta 15 puntos al descanso (5 en el primer cuarto) al Barcelona, una auténtica caricatura hasta la fecha. Cualquiera que haya jugado al baloncesto alguna vez es consciente que ni con premeditación se puede hacerlo tan rematadamente mal. Cualquier equipo LEB 2 o EBA habría superado esos registros.


En el otro lado, el Barcelona se limitaba a cumplir con lo estrictamente necesario para avanzar hacia el título. Como un notario cuando firma algo. Su victoria no se puede achacar a su defensa, a su ataque, a que puso más casta, nada de nada. Solo a que no había nadie al otro lado de la cancha. ¿de qué forma se puede explicar que jugadores como Roger Grimau o Jordi Trias, (con todos mis respetos) que no son de segunda sino de tercera fila dentro del panorama europeo, hayan acabado el choque en dobles figuras?


Tras el descanso (31-15), alguien debió comentar en el vestuario blanco que tenían que dejar el fútbol a los de Capello y volver al deporte de la canasta. Tras estar 20 abajo, los dos únicos jugadores hoy merecedores de vestir de blanco, Felipe Reyes y un siempre digno Axel Hervelle (a este le da igual lo que se juegue) metieron a los blancos en el partido con un par de acciones que dejaron en evidencia al rival. La diferencia llegó en poquísimos minutos a bajar hasta los 9 puntos, sin apenas esfuerzo, mostrando el rosario de carencias de los de Ivanovic. Bastó con un triple del croata Ukic sobre la bocina para derrumbar el frágil castillo de naipes sobre el que se asentaba hoy el equipo merengue.


En el ultimo cuarto se volvió a la práctica balompédica; no había bases, sino mediocentros, ni pívots, sino centrales. Ukic y los citados Grimau y Trias se convirtieron en los encargados de certificar en funcionarial acto lo que se había visto desde el salto inicial. Que la Copa era suya porque el otro equipo no se presentó.