No pudo ser. Tras una serie de cuartos igualada, el Real Madrid sucumbió ante el Barcelona en el tercer partido de cuartos de final de la Euroliga y no estará en Praga. Un partido a cara o cruz, decidido en los dos últimos minutos, en el que los blancos, sin cuajar un buen partido pudieron haber conseguido el billete para la capital checa.
El lanzamiento de tres puntos volvió a ser el único e insuficiente recurso de los de Maljkovic (9 de 27) para lograr la gesta de volver a una Final Four. Su rival, que tampoco tiene demasiada riqueza de recursos, supo aguantar el buen inicio visitante, jugar con más criterio los minutos de la verdad , alternando el tiro exterior con una mayor presencia bajo tableros del polivalente Kakiouzis y de Fucka, lo que, unido a su proverbial suerte (triple inversímil de Basile con empate a 69 ) le bastó para imponerse.
Jugarse un partido a triples es un recurso que muy pocos conjuntos se pueden permitir hoy en día. La selección lituana es quizás, el conjunto que con mayor fidelidad vive (y muere) del triple, aunque teniendo a Jasikevicius, Macijauskas, Siskauskas, Slanina, Stombergas, Salenga y un largo etcétera es un lujo que se pueden permitir. Pero en un conjunto como el Madrid, solamente Bullock sería un especialista consumado en esta disciplina. Rakocevic no es un tirador puro, y Scales, Hervelle o Sonko , simplemente se defienden desde los 6,25.
El Madrid ha vivido por encima de sus posibilidades reales en la Euroliga de este año, ya que no olvidemos que pese a estar en puertas de clasificarse para la Final Four, sigue séptimo en la competición doméstica, verdadero termómetro de la regularidad de un conjunto. Ahora debe centrarse en el objetivo vital para el áño, que es entrar en semifinales y poder disputar Euroliga el año que viene.
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