La tercera jornada del Top 16 tiene como uno de los focos de atención la visita del todopoderoso CSKA Moscú al feudo madridista. Los blancos tienen delante de sí una misión casi imposible, dada la trayectoria demoledora de los rusos, invictos este año, con un balance de 36 victorias (16 en Euroliga y 20 en la pujante competición rusa) en 36 partidos oficiales.
El Madrid apelará a la garra y al factor cancha para intentar el milagro. Puede tratarse de un partido vital para las aspiraciones merengues, ya que de consumarse una hipotética victoria, las puertas de los cuartos de final se abrirían de modo ostensible. Los de Maljkovic son conscientes de que para lograr el triunfo es necesaria una concentración al 100 % durante todo el partido, y que los moscovitas no tengan el día.
El CSKA viaja a la capital de España con el objetivo de dejar casi sentenciada su presencia en cuartos de final como primero de grupo. Para ello el entrenador serbio Ivkovic cuenta con una plantilla de lujo, sin fisuras, encabezada por el letal escolta Marcus Brown, cuya capacidad de tiro exterior sumada a sus condiciones atléticas le hacen un jugador casi indefendible.
En el perímetro le acompañan Granger, de similares características , aunque más limitado y el base Holden, estadounidense nacionalizado ruso que dirige con maestría al CSKA. Del banquillo suele salir el griego Papaloukas, base de 2 metros de altura y que viene a ser el mejor sexto hombre de la competición. En el juego interior el australiano Andersen, el griego Dikoudis (ex de Pamesa), el estonio Muursepp y el gigante ruso Savrasenko forman un cuarteto temible.
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